domingo, 25 de octubre de 2009

Ágora: una puerta a la historia


A propósito de la imprescindible película de Ágora, recientemente estrenada, me gustaría incidir en un aspecto diferente de la película, no tanto en el fondo como en la forma. Poco más se puede añadir al magnífico artículo de Vicente sobre los temas principales que trata la película: la intolerancia y la lucha por el poder con la religión como excusa; sin embargo la representación de esta historia se ha realizado de manera muy detallista y verosímil, pese a alguna pequeñísima inexactitud como señala Vicente.
Alejandro Amenábar ha puesto todo su talento y esfuerzo en contarnos su visión de un pedacito de historia, envuelto en un convulso contexto, la descomposición del Imperio Romano y la transición del mundo clásico al mundo cristiano. Esta visión, a diferencia de otras películas surgidas de Holliwood que idealizan personajes, adulteran la historia y se preocupan más del simple espectáculo (por ejemplo 10.000), se caracteriza por una gran precisión y realismo histórico.

El dios Serapis rodeado de paganos dispuestos a todo (obtenida de elimparcial.es)

La ambientación en la Alejandría de Amenábar es tan creíble que nos introduce en la Historia con mayúsculas a lo largo de dos horas y nos expone los sucesos de una forma clara, sin tapujos, pero también sin ocultar sus simpatías. Así por ejemplo, el objetivo de que el espectador empatice con la figura de Hipatia es una constante a lo largo del film, sin embargo muestra prácticamente todo lo que se conoce de su vida y hace que sus estudios se comprendan de manera sencilla por el espectador, demostrando a la vez su importancia histórica (en matemáticas y astronomía) pese a que no se ha consevado ningún escrito suyo.


Hipatia y Teón con sus esclavos saliendo del Serapeum (obtenida de larepublicacultural.es)

Los decorados, que no abusan de la recreación digital, son espectaculares, señalando el carácter multicultural y de gran ciudad de la antigüedad que era Alejandría: donde aparecen la famosa biblioteca, la maravilla del faro, viviendas romanas como la de Hipatia, la prefectura romana, templos egipcios convertidos en paganos, un teatro greco-romano, iglesias cristianas, sin olvidar el ágora que da nombre a la película. Aderezados con fantásticas imágenes aéreas de la propia ciudad o del delta del río Nilo.


Imagen del Ágora de Alejandría en la película (obtenida de elpais.com)
Sin embargo, estos grandes decorados aumentan en veracidad al no restarle un cierto toque de decadencia, como correspondía a los cambios sociopolíticos que se venían produciendo a finales del siglo IV y comienzos del siglo V. Esto lo podemos observar físicamente con los cambios que sufren muchos edificios, como de la biblioteca que pasa a tener un uso tan poco intelectual como el de establo, el teatro que ha dejado de representar obras clásicas y en la sustitución del ágora por la Iglesia (antiguo serapeum) como lugar de reunión.


Debate entre cristiano y pagano en el Ágora (obtenida de peliculasdecine.net)
También es digno de comentarse el cuidado vestuario (el cual hemos podido ver de cerca en la exposición del museo del traje), que es de gran realismo pero que a la vez favorece las diferencias entre grupos y el antagonismo que los enfrentará: Los paganos con sus lujosas togas, frente a cristianos con ropas sencillas de lana, típicos soldados romanos con su escudo rectangular y lanza o pilum, esclavos cuidados por sus amos pero que viven en pequeñas habitaciones oscuras, judíos ataviados con el talit y la kipá

El prefecto Orestes (obtenida de portaldenoticias.com)
Especial trato reciben los principales personajes potenciando el realismo al cambiar su vestuario en función de su evolución personal: Orestes pasa de joven discípulo enamorado a prefecto romano uniformado ahora con coraza, el despechado esclavo Davo adopta el negro al alinearse con los parabolanos más radicales...


Davo caracterizado como monje parabolano (obtenida de elpais.com)

Por supuesto, quien mejor representa esta asociación es Hipatia que primero viste al estilo griego, de blanco o con colores claros para luego de la destrucción de la biblioteca aparecer con colores profundos y fuertes representando el fin de su inocencia, pero también de toda una época.


Vestuario de Hipatia en el Museo del Traje (Obtenida de labutaca.net)

jueves, 8 de octubre de 2009

UN SEGUNDO STONEHENGE

Ayer se publicaba en varios periódicos el descubrimiento por arqueólogos británicos de restos de un nuevo cromlech o círculo de piedra en las cercanías del más conocido cromlech del mundo: Stonehenge. Parece ser que los dos formaban parte de un conjunto en llanuras de Salisbury (Inglaterra), junto al río Avon, y que estaban unidos a través de una vía ceremonial que los conectaba, el complejo se completaba con un poblado neolítico que sólo se usaba en los momentos de las ceremonias.

Imagen actual de Stonehenge (obtenida de evanevantours.co)

Este nuevo hallazgo puede ser de gran importancia para esclarecer la función y los usos de estos círculos de enormes piedras (megalitos), ligados por tanto a la cultura Megalítica que fueron construidos en pleno período Neolítico por toda Europa Occidental y apagar las descabelladas teorías con las que algunos los relacionan (extraterrestres), si bien el debate entre sus estudiosos aún está lejos de finalizar.


Reconstrucción del Blue Stonehenge (Obtenida de Elpais.com)

Le han llamado Blue Stonehenge puesto que las piedras que lo formaron tenían un tono azulado, y al igual que el famoso fueron traidas desde cientos de kilómetros de distancia (uno de los principales misterios del monumento), si bien no se han localizado grandes megalitos sino pequeños restos y evidencias de su colocación. Por otros restos fósiles se ha podido determinar que su antigüedad ronda los 5000 años, y por tanto algo anterior al magnífico Stonehenge.


Rutas ceremoniales en el conjunto de Stonehenge (obtenida de flickr.com)

La teoría más aceptada de la función del monumento es su relación con ritos de carácter religioso, relacionados con conocimientos astronómicos; ya que está orientado para que le luna llena se alce en su cénit en el solsticio de verano, y por tanto tal vez tuvieran que ver con algún tipo de culto lunar. Aunque cada vez cobra más importancia la teoría que relaciona todo el conjunto con ritos de paso entre el mundo de los vivos (asociado a círculos de madera) y el de los muertos (relacionado con los círculos de piedra).

Imagen de los sucesivos círculos ceremoniales de Stonehenge (obtenida de abyss)

Este último planteamiento se sustenta en la existencia de algunos enterramientos, la conexión por la vía sagrada de todos los elementos (círculos y poblado) y la asociación de ellos con el río Avon, que como muchos ríos o lagos en la antigüedad (por ejemplo la laguna Estigia) se identificaría con los tránsitos al mundo de los muertos.

Para saber más:

miércoles, 7 de octubre de 2009

ESTAMBUL (Parte II): UN PUENTE ENTRE DOS CONTINENTES

El segundo de los aspectos en que siempre ha destacado la ciudad de Estambul es en el económico, como lo demuestra que en la actualidad acoja la reunión del FMI. Esta vocación comercial es fruto en gran medida de su privilegiada situación entre Europa y Asia, que a lo largo de la historia la ha hecho tan apetecible para diversos Imperios; a lo cual se suma el carácter de los turcos, deseosos de hacer negocio a la menor oportunidad.


Acceso al Gran Bazar de Estambul (Obtenida de wikipedia)

Uno de los ejemplos más impresionantes de ese pasado y presente comercial es el Gran Bazar (Kapali Çarsi), un increible y variado mercado cubierto que ocupa 35 hectáreas de la ciudad de Estambul, formado por ochenta calles y que cuenta con más de 4500 tiendas: el primer gran centro comercial del mundo, ya que fue construido en 1464 aunque tuvo que ser reformado tras un terremoto en el siglo XIX.


Fuente en el Gran Bazar (Estambul)

Ya en sus orígenes contaba con seis fuentes, mezquita y doce capillas, y otros lujos para su época; si bien en la actualidad la mayoría de sus clientes son turistas aún perdura un toque gremial, ya que sus tiendas están agrupadas en función del tipo de producto a la venta (joyería de oro, alfombras, narguiles...) como antaño, y todavía se practica el regateo (en general con poca suerte para los poco acostumbrados turistas).


Calle de textiles del Gran Bazar (Estambul)

Sin embargo este Bazar, famoso en todo el mundo, no es el único de la ciudad ya que también destaca el Bazar Egipcio, que mantiene su carácter exótico y un aroma especial, gracias a que está dedicado en su mayoría a las especias, muchas de ellas traidas de lugares lejanos de Asia rememorando la ancestral Ruta de la Seda, cuando la seda, especias y otros artículos de lujo (porcelana, joyas, etc.) eran transportados desde China por tierra hasta Estambul para luego ser repartidos a toda Europa por barco a cambio de oro y piedras preciosas.


Puesto de especias del Bazar Egipcio (Estambul)

La ruta de la Seda se originó gracias a los intercambios entre el Imperio Romano y el Imperio Chino hace más de 2000 años, y alcanzó su apogeo con la capitalidad de Constantinopla en el siglo IV. Con la llegada del Islam, los árabes pasaron a controlar el final de la ruta, convirtiéndose así en intermediarios imprescindibles e incrementando los precios para los europeos, si bien para asegurar tan vital fuente de ingresos crearon lugares para proteger las caravanas, situados a la distancia de un día de tránsitos, los llamados Caravasares (Kervansarays).



Caravasar de Sultanhani (Anatolia Central, Turquía)

En las ciudades por el contrario aparecieron los Han, mitad palacio mitad albergue de caravanas. Todos ellos, tanto caravasares como hani, presididos en su centro por una pequeña mezquita, rodeada de estancias destinadas a los diversos usos (residencia, almacén, cuadras para camellos y otras bestias de carga) y con murallas que lo cercaban, protegiendo los productos de los habituales conflictos e intentos de saqueo en tan largo recorrido.



Mezquita del Han Koza (Bursa, Turquía)

En la actualidad la ruta de la seda, que hizo famosa Marco Polo en los libros que contaban sus viajes por ella hasta China, ha desaparecido; sin embargo, la importancia de Estambul como punto intermedio de gran cantidad de mercancías que transitan entre Europa y Asia es todavía un hecho, como demuestra el emorme tráfico de barcos cargados de contenedores que cruzan el estrecho del Bósforo.


Barcos cargueros en el Mar del Mármara

Fotos Juanjo Martínez